Washington.- El mandatario estadounidense, Joe Biden, ha lanzado una propuesta este lunes de una legislación que busca vetar la circulación de vehículos que incorporen tecnología de China y Rusia. Este decreto tiene como objetivo principal los coches conectados y autónomos, los cuales pueden operar sin la intervención del conductor o comunicarse con sistemas externos, marcando efectivamente el fin de la importación de nuevos vehículos chinos al mercado.
Con la presentación de esta medida legislativa, se ha establecido un periodo consultivo de 30 días durante el cual se invit a comentarios del público y sectores afectados como el automotriz. El plan es que esta regulación se implemente antes del término del mandato presidencial de Biden, el 20 de enero de 2025, según indicó un alto oficial que prefirió mantener su anonimato.
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Esta regulación emerge desde la preocupación por la seguridad nacional frente a la posibilidad de que firmas chinas y rusas puedan acceder y controlar remotamente datos vehiculares estadounidenses, lo que podría derivar en accidentes o cierres de vías, según explicó la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, en una rueda de prensa vía telefónica.
«Los vehículos de hoy en día superan la simple composición de acero y metal sobre ruedas», mencionó Raimondo, destacando la vulnerabilidad de los vehículos modernos ante ciberataques debido a la inclusión de tecnologías como Bluetooth, celulares, satelitales y wifi.
En la actualidad, la mayoría de los coches nuevos en Estados Unidos, ya sean de combustión interna o eléctricos, se clasifican como «conectados», disponiendo de tecnología que les permite enlazarse con internet o servicios en la nube, facilitando la transferencia de datos tanto dentro como fuera del vehículo.
La propuesta de hoy es el fruto de una investigación ordenada por Biden en febrero al Departamento de Comercio para valorar si las importaciones de coches chinos representaban un peligro para la seguridad nacional y si era preciso restringir el uso de ciertas tecnologías en los automóviles que transitan por territorio estadounidense.
Si bien el estudio inicialmente se centraba en China, posteriormente se extendió a Rusia ante el temor de infiltraciones de datos estadounidenses por parte de entes tecnológicos rusos, compartió un alto oficial que solicitó el anonimato.
A raíz de esta investigación, se determinó que algunas tecnologías desarrolladas en China y Rusia constituyen un riesgo tanto para la infraestructura crítica de los EE.UU. como para la privacidad de los conductores, pudiendo exponer desde sus domicilios hasta los lugares que frecuentan como hospitales o clínicas.
Raimondo afirmó que se están adoptando «medidas proactivas», considerando la escasa presencia actual de coches chinos o rusos en las carreteras estadounidenses. Según ella, lo sucedido en Europa sirve de advertencia contra la rápida proliferación de estos vehículos.
«Estamos al tanto de la estrategia china, por lo que no vamos a esperar a que el riesgo se magnifique. Actuaremos ahora», subrayó.
La nueva normativa busca prohibir específicamente la importación y comercialización de vehículos chinos y rusos equipados con software o hardware de comunicaciones, incluidos Bluetooth, celulares, satelitales y wifi. También incluye la restricción de vehículos altamente autónomos, o sea, aquellos que funcionan sin la necesidad de un conductor.
Aunque la regulación se prevé para 2025, los fabricantes tendrán un plazo para hacer las adecuaciones necesarias. Las limitaciones en cuanto a software se harán efectivas para los modelos de 2027, mientras que las referentes a hardware se empezarán a aplicar a partir de enero de 2029.
Esta medida se aplicará a todos los vehículos de carretera como automóviles, camiones y autobuses, excluyendo aquellos destinados a usos no viarios como la maquinaria agrícola o de minería.
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