Pensilvania, el campo de batalla crucial en las elecciones de EEUU

En un encuentro organizado el 21 de julio por Matt Roan, líder del Comité Demócrata de Cumberland, se congregaron varios voluntarios. La reunión tomó un rumbo inesperado cuando Roan leyó un comunicado de Joe Biden anunciando su retiro de la contienda presidencial. “Se palpó una atmósfera de melancolía seguida de una renovada esperanza”, relató Roan desde su oficina, con una vista privilegiada al capitolio estatal de Pensilvania. A pesar de hablar favorablemente sobre Biden, admite que “el panorama era sombrío” en aquel entonces.

La candidatura de Kamala Harris impulsó el interés de voluntarios en un condado que prefería a Donald Trump por un margen de 18 puntos en 2016, y de solo 11 puntos en 2020. Si esta tendencia prevalece ahí y en otras áreas similares, es probable que Harris logre ganar el estado y, por ende, la presidencia.

Tanto las campañas consideran a Pensilvania un pilar estratégico para las elecciones de 2024. Según predicciones de The Economist, Pensilvania, con sus 19 votos electorales, es crucial en el 27% de los escenarios simulados, haciéndolo el estado con mayor impacto en el resultado. Trump solo logra la victoria el 7% de las veces que no consigue este estado. Recordemos que ganó por un pequeño margen en 2016 en Pensilvania, pero perdió por unos 80,000 votos de casi 7 millones en su fallida reelección.

Ningún estado ha visto fluir más financiamiento. De los 839,5 millones de dólares ya gastados o comprometidos por la campaña de Harris y aliados en publicidad, 164,1 millones han sido destinados a este estado de 13 millones de habitantes. La operación Trump, aunque con menos recursos, ha invertido 135,7 millones de sus 458,8 millones en Pensilvania. Prender la televisión, ver videos en YouTube o escuchar la radio pronto traen los anuncios de Harris o Trump.

La batalla de mensajes exhibe un claro contraste. Harris busca afirmar su imagen en anuncios positivos y alertar sobre el impacto de Trump en la economía, derechos reproductivos y la democracia estadounidense. Trump, sin necesidad de presentación debido a su fama, se enfoca en retratar a Harris como extremadamente liberal, culpándola de la inflación y crimen de inmigrantes.

Este enfoque en campañas de miedo ha probado ser efectivo en elecciones pasadas, pero J.J. Abbott, un estratega demócrata en Pensilvania, sugiere que “podría haber limitaciones en la eficacia de estos agresivos anuncios negativos” esta ocasión, refiriéndose a intentos similares no exitosos por parte de los republicanos en elecciones estatales recientes.

Trump también ha resaltado la previa oposición de Harris a la fractura hidráulica de gas natural, crucial en el oeste de Pensilvania, posición que ahora respalda. Aunque vital en zonas productoras de energía, otros votantes muestran indiferencia. “Es complicado para cualquier político… asumir que Pensilvania apoya de manera unánime una expansión de la exploración energética”, señala Stephen Bloom, de la Commonwealth Foundation. Stella Sexton, del Comité Demócrata en Lancaster, comenta que “nadie me ha mencionado jamás ‘fracking’” en campaña, escuchando más preocupaciones sobre el costo de vida y derechos reproductivos.

Por años, un estado inclinado al azul que elegía también a republicanos moderados, Pensilvania votó ligeramente a la derecha del promedio nacional en 2016 y 2020. Desde 2008, ha disminuido el porcentaje de votantes demócratas registrados, a favor de un incremento republicano. Los registros republicanos sobrepasaron a los demócratas este año hasta la entrada de Harris a la carrera. Los demócratas sostienen que el avance republicano se ha equilibrado con un aumento de independientes de izquierda.

Los partidarios de Harris se muestran especialmente satisfechos con su campaña. Dispone de más de 350 trabajadores distribuidos en 50 oficinas por Pensilvania, 16 en áreas rurales dominadas por Trump. El objetivo es mermar apoyos en feudos republicanos, incluso donde la victoria directa de Harris parezca improbable.

“Se enfocan en mejorar su desempeño en zonas rurales”, menciona Mark Harris, estratega republicano. “Nos enfrentamos nuevamente a comicios extraordinariamente divididos entre suburbios densamente poblados versus áreas exurbanas y rurales”.

El esfuerzo republicano parece más fragmentado, con varios grupos incidiendo en la movilización. El voto por correo es una prioridad. Aunque en 2020, Trump lo desalentó, ha modificado su discurso, intentando sin consistencia reducir la ventaja demócrata.

Si Trump prevalece en Pensilvania, demostrará haber consolidado una coalición de votantes blancos de clase trabajadora y religiosos de baja asiduidad, según Ryan Shafik, estratega republicano, y posiblemente habrá atraído a “un número significativo de nuevos votantes minoritarios”.

Harris necesita reconstruir la coalición de Biden, apoyándose en su fuerza entre los votantes urbanos y de minorías, y ampliar su influencia en los suburbios. Su ventaja actual en Pensilvania, según promedios de encuestas de FiveThirtyEight, es de menos de dos puntos porcentuales. Pese a la masiva inversión, la contienda continúa muy reñida.

Fuente: Infobae

creditos de las imagenes de este post: n.com.do

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