La creatividad fluye en los trabajadores al momento de sobrevivir económicamente, desafiando límites, superando barreras y aprovechando oportunidades comerciales que otros no logran ver.
Convertirse en curandero, arreglar santos, sombrillas, limpiar calderos, y reparar electrodomésticos y utensilios de casa a domicilio son ejemplos cotidianos en República Dominicana.
Una característica común de quienes ejercen estos oficios es que promocionan sus servicios mediante carteles simples, hechos de cartón, y en ocasiones con faltas de ortografía, anuncian sus ofertas por las calles.
A continuación, se presenta una lista de trabajos que probablemente recordarás, algunos tan inusuales que te harán pensar: ‘¿Realmente hacíamos eso?’ y te sentirás identificado con ellos, aunque te parezcan increíbles.
Restauración de santos
Aunque suene sorprendente, existen personas en el país dedicadas a la restauración de santos, principalmente esculturas de yeso o imágenes que representan divinidades de las canonizaciones católicas.
Entre las figuras de santos más comunes en muchos hogares dominicanos que a veces necesitaban retoques o reparaciones están: “El Sagrado Corazón de Jesús, “La Virgen María”, “El Divino Niño”, “Santa Clara”, “San Miguel pisoteando a Satanás”, “La Última Cena”.
Sanación de problemas respiratorios
El asma es frequentemente identificada como “pecho apretao” en la idiosincrasia dominicana, y existen especialistas comunitarios que ofrecían sus servicios anunciados en postes eléctricos y paredes con un mensaje directo: “Se cura el pecho apretao”, seguido de un número de teléfono para contactarlos.
Para la cura, se acostumbra utilizar tratamientos a base de aceites de serpiente, tiburón y coco, seguidos de jugos de ciertas hojas.
Curandero
En República Dominicana, si alguien mencionaba que un niño estaba “emparchado”, no ibas al médico, ¡buscabas al curandero! Con hierbas y remedios caseros, ellos eran considerados los doctores de los barrios.
Los curanderos también son conocidos por tratar hernias, dislocamientos de huesos o dolores misteriosos.
Plañideras
En funerales de personas menos sociables o emocionales, es común la contratación de “plañideras”, mujeres especializadas en orar y llorar junto al féretro del difunto, incluso sin tener una relación directa con él.
Si has asistido a un funeral y observaste a una mujer llorando inconsolablemente, pero nadie sabía quién era, probablemente era una profesional contratada.
Servicios a domicilio
Reparación de sombrillas
Si tu sombrilla se rompía, no tenías que lamentarte bajo la lluvia. Siempre había un habilidoso reparador de sombrillas dispuesto a darle una segunda oportunidad a tu protector solar y de la lluvia.
Afilador de cuchillos
Cuando tenías un cuchillo que no cortaba bien, no era un problema, ya que un hombre con su piedra de afilar llegaba a tu puerta ofreciendo dejar tus cuchillos “que cortaban el aire”.
Reparación de sillas de guano
Las sillas y mecedoras de guano eran esenciales en los hogares del campo. Estos muebles hechos con tejido de guano y soportes de lomo de yagua requerían mantenimiento eventual, y para eso había expertos reconocidos en la comunidad.
Limpieza de calderos
Imagínate a alguien llegando a tu domicilio solo para limpiar tus calderos. Existe el trabajo de eliminar el hollín de calderos que se oscurecían por el uso de carbón, leña o incluso gas, devolviéndoles su brillo original.
Este oficio, a pesar de ser poco común, revitalizaba el aspecto de los calderos.
La guagüita de anuncios
El sonido distintivo de la guagüita anuncianta ofreciendo productos a precios accesibles era inconfundible. Si la escuchabas, sabías que era tu chance de adquirir de todo: ropa, elementos para el hogar, medicinas, cosméticos y productos de belleza.
El vendedor de helados
Si alguna vez oíste la popular canción “¡Sami, el heladero!”, probablemente la estés tarareando ahora. Los carritos de helados Bon recorrían las calles todas las tardes con esa melodía que era difícil de pasar por alto. ¡Los recuerdos de infancia saben a helado!
Piratas de música y películas
En tiempos pasados no necesitabas ir al cine para ver el último estreno, ni a la tienda de discos para oír las últimas canciones, todo estaba en un solo disco o memoria USB.
Los vendedores de CD y luego de memorias USB clasificaban su mercancía por ritmos musicales o géneros cinematográficos.
Venta de boletos de lotería y pronósticos deportivos
Este era sin duda un negocio emocionante. Por 25 pesos, raspabas un boleto esperando ganar miles al acertar combinaciones de dos números en adelante.
Quienes vendían boletos también recorrían calles y hogares promocionando las quinielas y billetes de la Lotería Nacional.
Este negocio declinó con la aparición de numerosas loterías electrónicas y locales de apuestas diseminados por todo el país.
Alquiler de lavadoras
Si se dañaba tu lavadora, no era un problema. Una llamada bastaba para que llegara a tu casa en su vehículo ofreciéndote alquilar una por horas o días. Eso es un verdadero ejemplo de emprendimiento. ¡Así el ingenio local te solucionaba el problema!
Así que si alguna vez te quejas de tu trabajo, piensa en aquellos tiempos donde los dominicanos utilizaban su ingenio para vivir de trabajos inusuales. Aunque algunos ya pasaron a la historia, su legado de creatividad perdura.
creditos de las imagenes de este post: n.com.do